¡Albert, te queremos!

La verdad es que no me acuerdo bien de cómo empezó todo.

Recuerdo un día en el laboratorio de idiomas con Belén, cuando apenas llevábamos unas pocas semanas de curso. Un misterioso espíritu llevaba manifestándose desde hacía algún tiempo, y por la primera fila decidimos que aquello era, sin lugar a dudas, un poltergeist. El ordenador de Belén iba cuando quería, la pizarra a veces se veía y otras no, los sitios a veces se escuchaban y otras no, incluso a veces nos oíamos entre nosotros o la oíamos a ella cuando se suponía que no teníamos que escuchar nada.

En fin, cosas de poltergeist.

Y bueno, lo siento pero tengo que contar la historia real... (perdón para el aludido). Un día, ojeando así por casualidad la lista de clase, me encontré con el nombre de un compañero de clase. Debió de quedárseme grabado a fuego, porque más tarde, en otra clase de Fonética, mientras Belén se quejaba del espíritu, Niah, la Comtesse y una servidora nos miramos y dijimos: "Ése es el poltergeist". La carcajada fue instantánea, y no sé bien de quién surgió exactamente la idea de ponerle nombre, pero la cosa es que se me vino a la cabeza aquel nombre de la lista de clase. xDD. Patético, ya sé... lo mío ya apuntaba maneras... (cara de vergüenza).

Como el primer nombre iba a quedar muy obvio y además él se iba a dar cuenta (cara tendrá, pero tonto no es... que nooo, es broma), pues se me ocurrió decir el segundo nombre.

Y, como veis, claramente se quedó con él.

Y surgió la idea del blog, claro, en honor a nuestro querido Albert.

¡Albert, te queremos!