El Pequeño Larousse Ilustrado, edición de 1965 (antiguo ya lo se pero es el que tengo), define el pánico como un miedo súbito o un terror súbito sin fundamento. Miedo, pavor, espanto, terror, jirama, acojone o "tener los huevos de corbata" (lo siento por la malsonancia [mentira]) son algunos de los sinónimos que tiene esta palabra.
Ahora es cuando ustedes, queridos lectores (mentira), se preguntan algo así como: ¿y todo esto para qué?. ¿Qué tiene esto que ver con un relato corto?. Pues muy sencillo, resulta y acontece que hay un libro de cuentos dedicado a niños de entre 3 a 6 años llamado "Der Struwwelpeter" (si no sabeis lo que significa os jodeis, lo buscáis y me lo decís) y su transfondo es quitarles ciertas manías a los niños como pueden ser comerse las uñas, no comerse la sopa, estar siempre embobado, etc. mediante la utilización de imágenes (coloreadas, a mi parecer, con cariocas chinos y a mala leche) relativamente violentas.
Bien, pues resulta que yo tenía algunas de estas manías (que narices, las tenía todas) y viendo que la zapatilla no conseguia los resultados deseados (salvo desarrollar unos reflejos mejores que los de los gatos) optaron por el ataque psicológico. Funcionó. El acojone que me metieron en el cuerpo fue tal que se me quitaron las ganas de comerme las uñas, me comía la sopa sin rechistar y se me quitó... no espera... lo del embobamiento sigue ahí. Pues hoy, mas de doce años después desde que leí por última vez aquel libro, cuando ya no recordaba su existencia, voy y lo encuentro (hay que joderse).
Imaginaros el acojone que pudo haber sentido un soldado estadounidense un 6 de junio de 1944, justo antes de que la puerta de su vehiculo de desembarco se abriese y lo metiese de lleno en la playa de Normandía. Pues multiplicadlo por 10 y aún asi no os acercaréis ni un pelo a lo que sentí cuando encontré el dichoso libro. Fué una sensación de pánico intensa, un miedo que te brota directamente de lo más profundo de tus entrañas y te recorre todo el cuerpo. Una sensación tan extraña que parece ajeno a ti pero que a la vez reconoces como tuyo. Ese miedo irracional me devolvió a los cinco años. Todo lo que estaba a mi alrrededor desapareció y me invadieron los recuerdos de una manera tan intensa que parecia que podia tocarlos. Incluso me pareció que el tiempo se detuvo. Es que vamos, estaba más acojonado que un chino haciendo el reparto a la casa de Rambo.
¿Para que os cuento esto?. Pues muy simple: para que no le hagáis esta putada (lo siento otra vez por la palabra malsonante [mentira]) a nadie. A ningún niño (puede que a los primos que siempre son unos pesaos). Si algún dia tenéis problemas para que un chaval se tome la sopa, se la hacéis tomar con un embudo; si se come las uñas, le untais los dedos con picante. Y si todo esto no funciona, pues aplicais lo que a mi querida (mentira) amiga La Comtesse opina que se debe hacer: un guantazo a tiempo y solucionado el problema. Así se ahorra más de un trauma
Ahora es cuando ustedes, queridos lectores (mentira), se preguntan algo así como: ¿y todo esto para qué?. ¿Qué tiene esto que ver con un relato corto?. Pues muy sencillo, resulta y acontece que hay un libro de cuentos dedicado a niños de entre 3 a 6 años llamado "Der Struwwelpeter" (si no sabeis lo que significa os jodeis, lo buscáis y me lo decís) y su transfondo es quitarles ciertas manías a los niños como pueden ser comerse las uñas, no comerse la sopa, estar siempre embobado, etc. mediante la utilización de imágenes (coloreadas, a mi parecer, con cariocas chinos y a mala leche) relativamente violentas.
Bien, pues resulta que yo tenía algunas de estas manías (que narices, las tenía todas) y viendo que la zapatilla no conseguia los resultados deseados (salvo desarrollar unos reflejos mejores que los de los gatos) optaron por el ataque psicológico. Funcionó. El acojone que me metieron en el cuerpo fue tal que se me quitaron las ganas de comerme las uñas, me comía la sopa sin rechistar y se me quitó... no espera... lo del embobamiento sigue ahí. Pues hoy, mas de doce años después desde que leí por última vez aquel libro, cuando ya no recordaba su existencia, voy y lo encuentro (hay que joderse).
Imaginaros el acojone que pudo haber sentido un soldado estadounidense un 6 de junio de 1944, justo antes de que la puerta de su vehiculo de desembarco se abriese y lo metiese de lleno en la playa de Normandía. Pues multiplicadlo por 10 y aún asi no os acercaréis ni un pelo a lo que sentí cuando encontré el dichoso libro. Fué una sensación de pánico intensa, un miedo que te brota directamente de lo más profundo de tus entrañas y te recorre todo el cuerpo. Una sensación tan extraña que parece ajeno a ti pero que a la vez reconoces como tuyo. Ese miedo irracional me devolvió a los cinco años. Todo lo que estaba a mi alrrededor desapareció y me invadieron los recuerdos de una manera tan intensa que parecia que podia tocarlos. Incluso me pareció que el tiempo se detuvo. Es que vamos, estaba más acojonado que un chino haciendo el reparto a la casa de Rambo.
¿Para que os cuento esto?. Pues muy simple: para que no le hagáis esta putada (lo siento otra vez por la palabra malsonante [mentira]) a nadie. A ningún niño (puede que a los primos que siempre son unos pesaos). Si algún dia tenéis problemas para que un chaval se tome la sopa, se la hacéis tomar con un embudo; si se come las uñas, le untais los dedos con picante. Y si todo esto no funciona, pues aplicais lo que a mi querida (mentira) amiga La Comtesse opina que se debe hacer: un guantazo a tiempo y solucionado el problema. Así se ahorra más de un trauma
3 comentarios:
Jooo...no me quieres....:'(...jajaja
Antes de nada, te voya decir algo que seguramente no sabrás: ERES UN CAPULLO. Cómo que no sabías escribir?!?!?Y esto que se supone que es?!?!?eh,eh,eh??? Nos has engañado...
Bueno, pues te voy a decir que me ha gustado, más que nada para que no te cojas un trauma y eso...jajaja. No, en serio, me ha gustado mucho, y después de leerlo, si algún día tengo hijos, seguiré tu recomendación de no utilizar el librito ese, porque visto lo visto, los traumas que crea dejan grandes marcas en la perola...jajaja..Que nooo, que es broma... Con lo que yo te aprecio...;) jajaja. Venga, un beso.
Ya que el asunto de tu capullez ha quedado aclarado, me limitaré única y exclusivamente a avisarte: esta tarde te vamos a pegar. Que lo sepas.
Lo que es tú a lo mejor no, pero yo me he quedado con el trauma, mecagüen la leche, que no sabe escribir, dice...
Llego a tenerte delante y te capo, vaya que si te capo.
Joder, para una cosa en la que me siento realizada, y vas tú y me traumas. De verdad, pero qué injusticia putula por estos caminos del Señor. Qué asco, en serio. (xDDD).
Pero bueno, dejando aparte el guantazo que te vas a llevar por haber sido un niño malo y mentiroso (háztelo mirar, que por menos se acaba en la hoguera), tengo que admitir (muy a mi pesar y aun encima del cacho trauma que me he agarrau) que me ha gustado pero muchísimo y que me encanta cómo escribes (maldita sea, mira las cosas que me haces decir...).
Así que para otra lo de que no sabes escribir no cuela, y como te atrevas a contradecirme es que te aostio. Y el que avisa no es traidor.
Bueno, y ya centrándome en el asuntillo este de los traumas (xD)... todos tenemos nuestro pequeño gran trauma de infancia, un día os hablo de los míos, aunque yo no haya tenido libritos macabros como ese.
Lo dicho... que a la tarde nos vemos las caras, valiente.
mu weno.....
X FIN TE LANZASTE A ESCRIBIR!!!
pos yo tengo mas miedos y manias de esas, como la del cocodrilo debajo de la cama, o el monstruo del armario... y weno... otras mas...
m tenes q pasar el acojonante libro xq yo m sigo mordiendo las uñas tras habermlas untado d pikante y qm dieran uns guantazos x ello... asiq...
;) bssssssssss
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