jueves, 20 de marzo de 2008

Diario de un viajante frustrado: Día 1, Miércoles

Esta es la primera de las entradas que publicaré con las andanzas ocurridas los días que pase en el encierro de no ir de vacaciones (mayormente por no tener nada mejor que hacer). Bueno por eso y porque La Comtesse luego nos llama vagos, perezosos, gandules o algo por el estilo.

Después de hablar con mis queridas (mentira) amigas La Comtesse y Zanahoria por messenger y frustrarme al enterarme de sus planes para esta semana santa, decidí improvisar algo sobre la marcha e irme de vacaciones con mi hermano. Todo parecía ir sobre ruedas: cogemos un tren, vamos a visitar a unos amigos a Valencia y disfrutar de las ventajas que esto ofrece: no pagar alojamiento, ir a la playa, salir por la ciudad, no pagar alojamiento, etc. O ir a Berna a visitar a unos amigos y disfrutar de las mismas ventajas (recalco lo del alojamiento) que tiene visitar Valencia. Sin embargo las cosas nunca salen como se planean y manos cuando has tardado 10 minutos en montar el chiringuito y te has aayudado de un mapa de Europa y unos dardos. ¿Que problemas hemos encontrado en el plan?. Pues muy simple: la pasta. No la pasta gallo esa que supuestamente sabe a verdura. No. Yo digo esa en la que sale la cara de su majestad el rey don Juan Carlos nosecuantos y un mapa de la "Europa de los europeos" (osease la UE). Realmente te sientes como un pobre desgraciado cuando le dices a la mujer de la agencia de viajes que no vas a poder quedarte con los boletos de tren porque no tienes la pasta. Como la pasta era nuestro único impedimento le propuse a mi hermano ir hasta allí haciendo dedo. Sin embargo la idea no pareció gustarle y me dijo muy educadamente que no. Digo educadamente porque suele utilizar otras palabras con una carga lexica-semantica-sintactica mucho mayor (me mandó literalmente a la mierda) esgrimiendo una serie de razones que sin duda eran lógicas para un cerebro normal y me dijo que solo uno carente de sus funciones operativas logicas básicas sería capaz de engendrar semejante idea. Dado el jarro de agua fría que me había dado decidí callar su ímpetu y tormenta de palabras malsonantes dándole su regalo de cumpleaños. Después de mucho pensarlo y de convencerle de que no le iba a comprar un palo de golf para colarse en el campo del susodicho juego que hay al lado de casa para practicar su handicap (o lo que es lo mismo su destreza con los hierros) nos decidimos por unos patines. ¿Qué os puedo decir?. Al principio parecíamos dos monigotes, después de diez minutos empezabamos a recordar nuestra forma de patinar de cuando éramos niños y seguíamos pareciendo dos monigotes y al cabo de una ronde de golpes, palabrotas, moratones y dos horas y 27 minutos conseguimos pillarle el tranquillo. Fué sin dudad divertido (mayormente porque mi hermano se cayó un total de 12 veces y yo algo menos de la mitad).

Cortamos conexión por falta de cosas medianamente interesantes que contar a partir de este momento. Seguiremos mañana con la transmisión. Cambio y corto.

Mensaje urgente para Fiyero: si lees esto, ESCRIBE COÑO!

1 comentario:

Zanahoria dijo...

Bueeeeno... si lo miras bien (que según mi abuelo es como mejor se ve)... siempre puedes ir a Berna patinando.

Seguro que sales en algún periódico y algún alma caritativa se apiada de ti... lo mismo (de pronto) te canonizan y todo...

Ejem... paranoias matutinas. Es que no habré dormido más de dos horas en toda la noche, y el desgaste neuronal es considerable. Sé que se nota.

Espero las once entregas del diario! ;)