Cómo conseguir que un vaso de zumo no acose a la ensalada

Aunque pueda parecer una tontería, mantener un vaso de zumo en posición vertical con la misma mano con la que se está sujetando un plato de plástico inundado de pasta, ensaladilla y tortilla de patata... no es tarea fácil.

Y si no, que le pregunten a la Comtesse, que se desvivía el sábado por la mañana, en un evento de los traviesos pececillos de Rémora (aaaay, Niah, la venganza será terrible), por apartar de la ensaladilla el vaso de marras en sucesivos e infructuosos intentos.

La solución es fácil, solamente hay que seguir estos cómodos pasos:

1. Vacíe el vaso, de modo que no haya líquido de ningún tipo en su interior. Los vasos vacíos son menos peligrosos que los llenos (atención, menos peligrosos, no exentos de desastre).
2. Si prefiere mantener el vaso lleno, haga de tal manera que el peso de éste esté equidistante... equilátero... equinoccial... ay madre... bueno, que pese lo mismo que la ensaladilla en cuestión. (Aah! Era equilibrado xD)
3. Tenga muchas, pero muchas ganas de comer. Cuanto más presienta el vaso maldito que usted ansía comer, más se meterá en la ensalada. (Zanahoria's Law)
4. Mantenga el vaso mordido en la boca mientras manipula... manicorto... digo maniobra con el plato en una mano y el tenedor en otra. En caso de que sus dientes fallen, le quedará un bonito y sofisticado lamparón en el sitio preciso. No se apure; pasa hasta en las mejores familias.
5. Última solución desesperada: no beba y tire el vaso a la basura. Ahora observe: el vaso ya no molesta, pero seguro que algo ha tomado el relevo (véase la petarda de al lado, un compañero gracioso, un estornudo a tiempo o un picor extremo en el sitio más insospechado... aay, malpensados, ahí NO)
6. ¿La solución perfecta? Haga que le crezca otro brazo. Seguro que entonces no tiene ya nada que sujetar.