lunes, 3 de diciembre de 2007

Reflexiones en un vagón de tren 1

(el título es copyright de Fiyero) - Aviso: el relato es largo. Tanto, que como no entraba en uno he tenido que postearlo en dos entradas. Así que lo que viene después es todo seguido. Que lo disfrutéis.

Hoy no puedo.
Por más que lo intento, por más que miro el atardecer por la ventana del tren, por más que quiera vaciar mi cabeza, hoy no puedo.
Los problemas se me agolpan, me martillean en las sienes, pugnan por salir al exterior. Lloro. Aún no sé por qué, pero ya dije que me duelen hasta las miguitas de pan de mi bolsillo. Me rompo con la simple presión de los pensamientos.

No puedo dejar de pensar. Me gustaría poder hacer que todo desapareciese, que el tren dejara de moverse, que la gente enmudeciera y se convirtiera en piedra por unos instantes.

Afuera sigue habiendo luz. Mi vagón se desliza como si volara, apenas siento las vías. Es porque aún vamos a poca velocidad. Hileras de plumeros a derecha e izquierda, árboles semideshojados, una iglesia, prados verdes y ondulados y montañas, montañas. No reconozco nada. Paramos. Un golpe brusco.

Reanudamos la marcha poco a poco. Urbanizaciones de caravista negro y rojo a mi izquierda. Un mordisco al monte. Arriba, sólo cielo. Un cielo embotado, entre gris y añil, un color que sólo tienen los cielos del norte. Otro golpe brusco. No sé por qué paramos y avanzamos alternativamente, nunca antes me había pasado. A la derecha, los bosques de eucaliptos, "ocálitos" para mi abuelo, me hacen recordar las clases de Geografía del año pasado. Las echo de menos. Echo de menos mi sitio en la esquina de la primera fila, justo al lado del proyector de diapositivas; las ojeras de Celada (el profe de Arte y Geografía); sus paseos por la clase; sus camisas de cuadros, arremangadas hasta el codo; esa forma de hablar... y ese sueño de primera hora, que para los del Internacional ya era la segunda.

Paramos en Renedo. Nadie se baja, una pareja sube. Oscurece deprisa, y apenas son las 17.40. El perfil de las montañas azules ya casi se pierde, se desdibuja allá en el horizonte. Árboles fantasmales a mi derecha.

Y en mi interior... pensamientos, únicamente. Escribir los distrae, y eso me viene bien. No quiero pensar en nada, sólo escribir, escribir...

El aire frío se cuela por alguna rendija. Tendré que investigar por dónde. El paisaje de hoy es desolado, triste, apagado, sin vida. Parece sacado de un cuento de terror, quizá de Lovecraft o de Poe, incluso hasta de Palahniuk. Lo único que rompe la magia es ese gran cartel del Carrefour, visible en 8 km. a la redonda como mínimo. Las luces de la autovía de Torrelavega se encienden. Llegaremos de un momento a otro.
Apenas tres personas se alejan al marchar el tren. Tristeza. Desolación.

La bruma envuelve el valle del río Besaya. De algunas chimeneas brota ya un humo blanco y espeso, como el que salía en invierno de la casa de Lela, que es como llamaba yo de pequeña a mi bisabuela. Cotilleo en la mochila... ahí siguen las patatas tristes del viernes. Brindo a vuestra salud.

Veo pasar una estación conocida, conocidísima. Madre mía, Los Corrales de Buelna. Qué recuerdos. Fue cuando yo tenía diez años, en quinto. Hicimos una excursión inolvidable, y recuerdo las fotos que Alfonso, aquel director de mirada y corazón azul, nos hizo a todos. Marta, Diego, Inés, Werner, Manolo, Aída, las gemelas, Pedro... allí seguimos todos. En esas fotos en la estación.

Os puedo asegurar que el viaje es precioso. Vamos encajonados en las hoces; allá abajo adivino el río, la carretera al otro lado. Intento comer algo, pero lo que quiero es escribir y dejar que mi yo se vacíe en palabras.

Sólo veo cielo. Cielo, y los árboles recortándose en él. Nada más.

Paramos en Las Fraguas. A lo lejos se intuye, que no se ve, la casa de "Los Otros".

2 comentarios:

Ñoco Le Bolo dijo...

Te has escapado del Faro?
Soplaban muchos vientos?

Niah dijo...

qt pasó mi niña??
xq tan melancólica y triste, fue x lo ocurrido el vierns?? x el confesionario d P.F.A??
no t preocupes sonrie y sigue adelante, como el tren, para donde creas conveniente pero sigue...
la vida es la vía del tren, y el tren eres tu wapa.

;) bssssssssssss